el relato en formato de friso enrollable. por María Ibáñez Lago

La imagen en friso enrollable
De los cilindros mesopotámicos al emakimono

Remontemos al inicio de la escritura, en ese momento en que el fonema no era la base de los signos escritos sino que el dibujo de una palabra o un concepto servía para transmitir un significado.
En ese momento tenemos el relato asociado a un formato particular, antecesor del libro; el friso o el rollo de mano. No voy a ocuparme aquí de los frisos que forman parte de la arquitectura, sino de aquellos que conforman objetos transportables y transmisibles de mano en mano, y en especial aquellos que son soporte de narraciones orales.

El cilindro – sello
Dentro de las primitivas formas del lenguaje escrito están las tablillas de arcilla encontradas en la segunda mitad del cuarto milenio en la mesopotamia. Sus antecesoras son unas fichas con las que se indicaban las posesiones y con las que se ejecutaban los tratados comerciales.
Estas fichas tenían una correspondencia directa una a una con el objeto que representaban: animales, jarras de aceite o granos, o cualquier otro elemento de la actividad económica.
Las fichas se encerraban en una bola de arcilla fresca que se sellaba por medio de un cilindro que indicaba una persona o una familia. Era una manera de “firmar” el tratado comercial. Su función era, a través de la impresión de un objeto de fuerte pertenencia a un individuo, la de autentificar la transacción.
Los cilindros – sello estaban grabados en bajo-relieve hundido.
Eran de un material resistente (piedra) y muchas veces preciosa (lapislázuli) y estaban ahuecados en su eje para poder enhebrarlos en un cordón y llevarlos colgados al cuello.
Eran objetos personales, definen a su poseedor. Eran heredados en la familia y atrás veces aparecen en la tumba junto a su dueño.
Los cilíndricos del período Uruk presentan remas religiosos así como referentes a la sociedad y la economía; escenas de la vida cotidiana o provenientes de la mitología, combates divinos y heroicos, o la glorificación de la figura real.
Al rodar el cilindro sobre la arcilla blanda, se genera un friso ilimitado. Su uso se expande por toda la región que posee escritura cuneiforme, en soporte de tabletas de arcilla, y cuando éstas desaparecen, como soporte de la escritura, el cilindro – sello deja de usarse.
La tableta suelta da paso a otras formas de soporte. En algún momento aparecen prismas a varias caras que son como una unión facetada de varias tablillas.
Esto evoluciona en algunos casos hacia la forma cilíndrica, y si usamos éste no como un objeto-soporte sino como un objeto generador de imágenes, prontamente llegamos al formato friso o rollo como soporte.
Esta inversión del objeto volumétrico al plano de largo ilimitado es conceptualmente la misma inversión que producen siglos más tarde la técnica de la impresión. Si bien en este primer momento no hoy correspondencia directa entre los dos objetos: el objeto volumétrico (cilindro) y su desarrollo geométrico (rollo), es sólo una correspondencia en el pensamiento con respecto al formato.

El papiro
Los materiales, por supuesto, se corresponden con este cambio de formato, la arcilla o los materiales rígidos como la piedra dan paso a materiales flexibles que permitan mayores dimensiones, con la cual se estaba superando una de las limitaciones de los materiales más rígidos: por su peso y su volumen, las tabletas no se pueden manipular en gran número, y el cilindro tiene un desarrollo geométrico limitado que depende de la circunferencia de sus caras, por lo tanto, los relatos que se asocian a estas formatos tienen una duración limitada. Para conservar en la memoria narraciones complejas, como las sagas fundacionales, era necesario recurrir a la oralidad.
De pronto, el formato rollo en material flexible no tenía esas limitaciones, o en muy menor medida.
Los materiales utilizados para el rollo fueron el papiro, el pergamino, la seda y el papel. También planchas finas de cobre, como lo atestigua uno de los rollos del Mar Muerto.
El papiro es una planta de tipo junco, abundante en los bordes del Nilo.
Su uso era múltiple, cuerdas telas, velas de barco, ropa, calzado.
El papiro se fabricaba cortando el tallo en cintas pegadas una al lado de la otra y cruzando las fibras naturales de la planta. La hoja que se obtenía era aplastada y secada, y luego se empalmaban varias hojas para obtener un rollo.
Otra de las ventajas del papiro era su color, que era claro y permitía no solo escribirse con tinta sino también borrarse. Por esta razón muchos papiros eran reutilizados luego de ser borrados, y se reciclaba el dorso. De hecho, el papiro más antiguo que se conoce es del 3000 a.C., de la tumba del visir del faraón Den, y está en blanco.
Para guardarlos se enrollaban alrededor de un cilindro de madera, y luego se guardaba en una bolsa de lienzo, que se metían en jarras de tapa redonda.
La tinta se elaboraba con negro de humo, cola, aceite de cedro y agua. También había tinta roja, con ella se subrayaba lo importante. Tienen escritura e imágenes.
El único libro fabricado en serie era el libro de los muertos, en el que se dejaba un lugar en blanco para escribir el nombre del destinatario.
El soporte papiro se produce en Egipto y se exporta a todo el mediterráneo. Su fabricación era monopolio del estado. Lo uso toda la antigüedad de Grecia y Roma y era considerado el más noble soporte.
Los había de varias calidades, destinados a diferentes usos.
Plinio los clasifica en ocho clases, que van desde el de peor calidad (emporíticos) usado como papel de envolver, hasta el más excelso, el hierático o regio, sólo utilizado para textos sagrados.
El papiro egípcio más largo conocido es el Gran papiro Harris, mide 45 m de largo por 45 cm de alto y está en el British Museum.
Todo el mundo antiguo mediterráneo tomó el formato rollo. Unos de los más conocidos son los llamados rollos del Mar Muerto. Son más de 800 manuscritos en hebreo, arameo y griego, hallados a partier de 1947 en las grutas de Qumran, una región desértica. Entre ellos se encuentran los textos en hebreo más antiguos sobre el Antiguo Testamento (200 a.C., 200 d.C.). Hoy, los siete primeros descubiertos por unos pastores niños están en la universidad hebreo, en el Santuario del libro.
Fueron probablemente guardados en esas cuevas mientras los judíos huían de los romanos instalados en un frente en Qumran para sofocar la revuelta judía de los años 66 a 70 d.C.
El contenido de los pergaminos indica que los autores eran un grupo de sacerdotes que vivían en comunidad dedicando su vida a Dios. Se identifica a esta comunidad con los esenios, una secta judía del 51 d.C. con quienes es probable que Juan el Bautista haya pasado un período de su existencia.

En China
También los chinos escribieron en rollos de papiro, si bien previamente los soportes fueron múltiples, como los huesos oráculo, preguntas que se escribían sobre caparazones de tortuga y que eran a su vez soporte a la adivinación.
En China no existe la división entre imagen y escritura que existe en occidente. Un poeta, un pintor y un calígrafo forman parte de un mismo concepto.
Dos mil siglos representan más de dos mil palabras.
La escritura se organiza en columnas de 12 y 20 caracteres. Los rollos que eran copiados a mano, fueron de seda primero y luego de papel. Tienen en cada extremo una varilla de terminación y cintas de seda para sujetarla. Se guarda en una bolsa de papel o de seda de la que cuelga una etiqueta con el título.
Los escritores-pintores eran una casta, sólo a ellos se les permitía escribir y sus cargos se heredaban. Eran también archivistas e historiadores. En el S. 111 a.C. aparecen los escritores particulares. En el período de los Estados Guerreros circulan con profusión obras de pensadores en todas las áreas y con las dinastías siguientes se mandan a quemar todos estos textos no oficiales, hasta que en el año 191 a.C. se permite a los particulares poseer rollos. En el año 10 d.C. surge el primer diccionario y en el año 30 se crean bibliotecas nacionales.
En la casta de los pintores-escritores existían “Los cuatro Tesoros de la Cámara del Letrado”: el pincel, la tinta, el tintero, el soporte y “Las seis Aptitudes del Pintor”: el impulso, el espíritu… (etc.)
El rollo existe en China en vertical y en horizontal.
El vertical se despliega en habitaciones especiales en momentos especiales.
El horizontal es una narración que se va comentando oralmente a medida que se la desenrolla, en privado. Permite una escena minuciosa en la cual es muy importante el desarrollo del tiempo a medida que la mirada avanza.
El rollo pintado y escrito es muy utilizado por el budismo que ingresa a China y se impone entre los siglos I y X. Junto con el budismo, penetra en el Japón (año 735, es el primer Sutra Ilustrado de las Causas y los Efectos del Pasado y el Presente) pero en el S. XII surge en Japón una conciencia nacional que se quiere distinguir y florece el arte del emaki (rollo pintado), oponiéndose al estilo chino y creando uno propio.
Este género nuevo atiende a la demanda de las obras de literatura narrativa, utilizan las que se llamaron “imágenes del mundo flotante”, escenas de una vida cortesana, alegre, despreocupada, con utilización de colores vivos y brillantes, para difeenciarse de los rollos religiosos chinos austeros y monocromos. Este estilo se llama Yamato-e.
Los chinos condenaban esta pintura por espíritu cortesano por ser demasiado narcisista y “que se recrea en la propia hermosura de sus imágenes”.
Los emaki o e-makimono son amplias composiciones-historias, a veces con diferentes escenas separadas, con inlusión de texto, que se desenrollaban en el suelo de izquierda a derecha con una mano mientras se enrollaba con la otra. Sólo se ve una parte del rollo a la vez, lo que va creando un relato por vista secuencial.
Una vez terminada la acción, los emaki se guardan en caja profesamente decoradas.
Como en las películas, existían los géneros para hombres (otodo-e), con acontecimientos históricos, batallas, y para mujeres (onna-e), con temas románticos y acontecimientos de la corte. El apogeo de estos géneros se da en los S XIII y XIV.
También existe como en China el formato en rollo vertical, de menores dimensiones ya que es para suspender a la pared, y se llama kakemono. En este caso, se desarrolla un solo tema, no hay narración secuencial.
No eran más altos de 35 a 38 cm, llegando fácilmente a 9 m de largo. Ofrecen el punto de vista de un pájaro, las casas no tienen techo para ver en su interior, entre nubes de oro y lapislázuli.
La escuela Zen reacciona a tanto brillo. “Muchos colores ciegan la visión”. Vuelven al estilo monocromo y el sentido trascendental. Retratan a mujeres, pintores y utilizan un nuevo formato en rollo como una especie de “cadáver exquisito”un príncipe sacerdote ejecuta la un paisaje u otro soporte a la meditación, y el rollo era ofrecido a otros sacerdotes que escribían poemas o dibujaban lo que el paisaje les sugiriera. Este formato se llama shiga-jiku.