Emilia Tessi




















La obra que Emilia tessi trae hoy para mostrarnos nos puede sumergir en un universo lúdico, pasional y fantástico, que, para poder hablar de él, yo lo dividiré en tres secciones o microuniversos. Estas mismas serán: el afectuoso mundo de los corazoncitos, las brillantes figuras amerindias y el gigantesco dibujo mágico. Aunque haya decidido describirlas en grupos separados, ya veremos que estas obras están en constante diálogo unas con otras, como elementos en un mundo soñado.
El primer grupo que voy a describir es el de los libidinosos corazoncitos, que se muestran tan cariñosos como sensuales. Estos seres manifiestan la constante metamorfosis de un inocente símbolo que representa el amor. Asimismo podemos apreciarlos viviendo sus vidas dionisiacas y expresándose como el agua, fluyendo danzantes y llenos de vida. De esta forma yo creo que podemos aprender numerosas cosas del amor contemplando la obra de Emilia, como por ejemplo, que a veces el amor puede devenir ave o pez, ser mariposa, besuquero, joven, viejo o hasta basquetbolista. En conclusión yo creo que esta obra nos deja un juego que jugar, una pregunta para hacer, no solo en el momento de admirarla, sino en el resto de nuestras vidas ¿qué tipo de amor es  este corazón? 

El segundo grupo, de la misma manera, está relacionado con el tema del amor, el amor y la admiración a las fantásticas imágenes que nos dejaron las culturas amerindias en sus vasijas de barro o monolitos de piedra. Solo que en esta ocasión  fueron sacadas de sus lugares originarios y colocados en bellos papeles de colores, dándole una nueva forma de existencia y una nueva vida a todas las fábulas que estas antropomorfas figuras están constantemente contandonos. Estos dibujos están hechos en lapices metalizados lo que me hace dudar si brillan cuando reflejan la luz  o brillan por el amor y la admiración con la cual estas figuras retornan otra vez a la vida. En este proceso, el antiguo arte se mantiene vivo, en cada reproducción en cada papel colorido desde la tierra hasta nuestras librerías con los materiales familiares de los block el nene y los lapices metalicos faber castell que todos alguna vez quisimos.

Finalmente de lo último que voy a hablar, no es un grupo de obras, sino más bien un colosal dibujo mágico. Mágico porque cada línea en este dibujo traza un mismísimo arco iris. Esta obra, hecha a forma de juego, nos sumerge en toda la magia de la infancia. Es un universo para mirar despacio como buscando a Wally  pero en vez de encontrarlo nos veremos inmersos en una infinidad de imágenes, palabras, alegrías y melancolías. Un mundo inocente, tierno, amoroso, que se admira meditativamente como si mirásemos un difuso y soleado recuerdo.



Alma Gamerro, mayo de 2020