Romina Salem por Andrea Koze



Estoy yendo a encontrarme con Romina y no puedo sacarme de la cabeza una imagen, la veo a ella con un vestido largo blanco, el cabello suelto al viento, es un día soleado y ella corre alegre por el extenso prado floreado; lleno de flores multicolores.

Pero cuando llego me doy cuenta que esa imagen puede ser ella escondida dentro de uno de sus cuadros, quizá en el jardín de Rosa, donde todo afuera es belleza, alegría y fantasía.

El jardín de Rosa es como el jardín del Edén, donde Eva no era conciente de la importancia que tenía cada uno de sus actos, como la vida se puede transformar en un minuto, donde la serpiente representa el peligro de mostrar su parte débil y que la devore.

Los jardines de Romi son fértiles (donde todo puede crecer), como sus panzas, sus mujeres endiosadas y su imaginación, ella experimenta, deja salir su pulsión mas visceral; el caos, la superposición, donde pueden convivir los colores fluo, con los aerosoles, los aciertos a repetir con la aceptación de los errores.

Su obra es puro sentimiento: amor amistad miedo y también magia y fantasía de un lugar lejano, perfecto cubierto de coloridas flores donde las únicas habitantes visibles son las hormigas, arduas trabajadoras por su supervivencia, que se ven chiquititas en ese basto mundo ¿se sentirá así de insignificantes? O nos querrán contar otra cosa? O en realidad estos paraísos les pertenecen al príncipe volador que está yendo en búsqueda de su diosa IEMAYA , que se siente ansiosa y feliz vestida de fiesta con los cabellos largos al viento aguardando el romántico y esperado encuentro.