Vero Calfat por Santi Rey

                                                                                                  






 Vero Calfat es pintora.
  A veces, cuando pinta recibe la visita de los pintores del pasado, sus espíritus entran en el taller y allí se quedan flotando, cambiando lentamente de forma mientras esperan. ¿Por qué estoy pintando esto? les pregunta. Y ellos, con voz alegre y acento italiano le susurran gentilmente las respuestas, por que saben que pintar como lo hace Vero requiere paciencia y dedicación.
  En sus pinturas, aparecen diferentes objetos, algunos reconocibles y otros no.
Montañas, nubes, agujeros, columnas, construcciones geométricas y plantas. En su archivo mental las imágenes provienen de otras pinturas. Cuando pinta un árbol no es el que se ve desde la ventana de su taller, es el que vio en una lámina de Brueghel que hay en la casa de sus padres. Vero mira y recuerda, pinta pensando en pintura.
  La relación entre los elementos del cuadro no es azarosa. Siempre esta pensada y calculada con el oficio de una arquitecta que construye y trabaja con la gravedad y el peso propio de las cosas como materiales. En sus cuadros existen fuerzas que determinan la composición, Vero reconoce esas tensiones y trabaja con ellas.
  Lo que se ve en el cuadro es tan importante como lo que no se ve. Los objetos flotan en el aire gracias a una estructura física que los sostiene. Como en nuestro mundo las fuerzas invisibles intervienen sobre los cuerpos.
  Las cosas flotan, están en ascenso, salen de agujeros y se convierten en otra cosa.
Vemos ese proceso fantástico que le ocurre a la materia realizado con preciosismo místico igual de maravilloso.
  Transformar, hacer cambiar de forma algo. Convertir algo en otra cosa. Esto es lo que nos ocurre cuando vemos las pinturas de Vero, transmutamos en personas más felices.