Marcos Torino, un Archigram Alpino




28/07/10



Durante su vida, Richard Buckminster "Bucky" Fuller buscó respuesta a la pregunta «¿Tiene la humanidad una posibilidad de sobrevivir final y exitosamente en el planeta Tierra y, sí es así, cómo?» El transcurso de este experimento, duró toda su vida.


Entre polígonos similares a los de las cúpulas geodésicas de este referente predilecto, el futurismo y las cápsulas espaciales del grupo Archigram (Londres, ´60) y algunos recorridos hidroespaciales de G. Kosice, nos abre camino la obra de Marcos Torino. Seamos bienvenidos a acompañar un tramo de una búsqueda despreocupada.


En sus pinturas, lo galáctico y utópico pueden llevarlo a uno hacia algún recoveco de Metrópolis (Fritz Lang, 1927) a tal vez a un suspiro reflexivo de Kubrick. Yo me sentí como una auténtica Barbarella (Roger Vadim, ´68), sin ser Jane Fonda, por desgracia, plena de un futurismo cósmico y cómics de aventura. Lejos del género fantaérotico,

volví de esa ensoñación y éramos Marcos y yo, en su taller de la calle Bulnes en el timbre 24. El lugar es un gran Domo de Domos de artistas. Al entrar, la luz y el olor rápidamente cambian a materiales de trabajo y el plato del día del bar contiguo. Uno realmente percibe que entró en otro lugar. En ese circuito de concreto está Marcos Torino. Su taller es poco pretencioso, pero lo suficientemente cómodo para tres. Hay un sillón, una pava eléctrica y una división espacial que indica que allí adentro existe una buena convivencia.


Santi Villanueva pinta mientras nosotros conversamos. Marcos no habla mucho y se distrae un poco. Empiezo a entender que lo que me va a dar no son palabras explicándome nada acerca de lo que hace. Tal vez si me lleve conmigo un paseo, un andar por sus búsquedas. Habla de Salta y habla del Domo. El paisaje alpino del noroeste de nuestro país lo llenan de contornos y líneas que dibujan recorridos. Me muestra un video, titulado “Modos para buscar un color” acá también me siento adentro de su espacio. Escucho los pasos, el crujir sobre el suelo y el recorte ventana me hacen parte de esta exploración. Por ultimo, me muestra fotos documentando una instalación, realizada allá, en el valle de Lerma. Una enorme pirámide se eleva sobre el suelo, está compuesta por ramas de árboles. Aparece un testigo equino tan blanco como (el caballo) Artax de La Historia sin Fin.


Torino realiza circuitos, puentes, galaxias. Domos que contienen algo. Prevalece un fluir de energía, un espacio adentro de otro.

Yo pienso constantemente en espacios contenedores, en lugares utópicos, en cápsulas. Él concuerda, y agrega: “hay algo recíproco, alqo que alimenta a otra cosa y viceversa…como una relación ,un vínculo… eso es un domo de ellos…”


Ya casi es la hora de irme, él permanece casi inmóvil, y yo lo saludo y me voy.

Cuando salgo del taller, sé que estuve recorriendo junto a él alguna parte de su propia búsqueda.


Bárbara Cartier