Vero Calfat por Nicolás Sarmiento

Hay momentos donde no hay nada claro entre lo que esta pasando y lo que paso antes 
como si cualquier imagen pudiera compartir espacio como si nada, sin lio, con otra 
lejana.
Tranquilamente todas las partes pueden sumarse con coherencia y  por momentos de memoria 
como si ya se conocieran de otra junta. 
La fuerza de un espacio depende de lo que parece intruso, en ese punto de mediacion con 
lo que lo rodea. 
Eco y brillo y pasadizos. 
Ahora que pienso las formas ruedan. Vienen de lejos. Como ese recurso que brilla y 
que se esconde cuando quiere. Una economia precisa. Nuestro ojos superponiendo comodos 
un atardecer a otro, nunca alcanzandolos otra vez, dejandolos ir. Nunca iguales. 
Las formas se ocultan y se contienen. Formas seguras, depositos, pasajes, formaciones 
rígidas, como flechas.  Hay Despliegues. Comunion historica con el paisaje o perderse en
un paisaje, soñar despierto con paisajes dentro de otro paisaje, brujula sensorial como
guia.
En otro momento toda las emociones parecen no contradecirse, se nieblan si quieren y 
se unen, abstrayendose de donde se encuentran si quieren. 
Van, tocan luz, la llevan para otro lado, la distribuyen, rodean cosas dispares del mundo, 
rompen un orden proponen otro menos firme. Salen detras de una piedra y se meten con lo 
desconocido.
La imagen rebota donde cae. A los temores el espacio que se merecen, a las uniones las 
alturas y movimientos que les corresponden, a los recursos el espacio que descubren. 
En otro momento parece que la tranquilidad viene a quedarse y se afirma en ahora errores
del pasado, con capacidad para modificar cualquier dia cualquier plan sin opacar nada 
estabilizando y creyendo en el presente como un lago lleno de piedras y fuerza.
El paisaje se reconoce a si mismo y se comunica mejor con quien lo contemple siempre 
que se pueda y nos dedicamos a esperar entonces.