Santi Orti



Hay una mesa repleta de recuerdos:

Besos.

Un faro.

Diez años atrás.

Un año de basura.

La basura.

La foto en Santiago Orti es registro, miguita de pan, necesidad y pasatiempo.

El álbum oficia en esta liturgia como una medida.

Rastros desordenados para que otros espíen, huelan, adivinen.

¿Alguien parecido a Claudio lo hace único? ¿Quién es Claudio?

¿La colección construye? ¿Hay un orden en la memoria? ¿Se pueden organizar los recuerdos? ¿Qué importa de todo esto?

Las fotos de otros existen porque él les nombra. Solo así podemos tener dimensión de la importancia de aquello que otros vieron alguna vez.

Hay algo en la repetición que hace único lo que hacemos.

Cada cosa importa en sí misma pero más importa con las otras. Lo que se hizo antes, lo que se hizo cuando no se sabía que eso estaba siendo hecho.

Un padre puede ser cualquier padre, pero UN PADRE evoca un tipo de amor único.

Un poco de pasto, una época, precisa. En ese lugar y ese día.

La mierda, obra.

Los recuerdos y la basura tienen mucho en común. La independencia de estar en el mundo más allá de nuestra voluntad. Producimos basura de la misma forma y en la misma cantidad en que generamos recuerdos, casi sin darnos cuenta. Y aunque hagamos todo nuestro esfuerzo, no podemos vivir fuera de ellos.

Algunas personas combaten la basura como otras combaten los recuerdos. Santi disecciona la basura y el recuerdo, los estudia, hace un catálogo con ellos.

Sabe que el olvido y la bolsita son recurso en potencia.

Y sabe también que la fotografía es su hogar.



Marina E. Rubio 2017