Valentín Demarco por Foke





Como Larrralde deja su Herencia para un hijo gaucho marcando verdades, Demarco canta de contrapunto y nos tira la posta, su posta, con recato aunque bien seguro de su guapeza.
De un libro de verano, de la experiencia como espectador frente a una obra y de su origen entre otros puntos de partida; a Valentín Demarco le surgen las preguntas que lo invitan a explorar los límites, las fronteras.
Arte sin obras, arte sin artistas. La vida y sociabilidad como experiencia estética. La experiencia como arte
¿Cómo sería SER el arte?
Con este interrogante, Demarco galopa el terreno de la exhibición y exhibicionismo como un tiro de larga distancia entre  lo que se es y lo que se parece. Franqueando sin recelo los opuestos desde el barro hasta el neón. Desde la nada al todo.
La cautiva de Blanes, reposada y sin aparente alteración, arroja pistas. El ser el arte es así. Tal vez, es ocio al fin.
Portadas de discos que no existen, cubiertas de libros reinventados, bolsas que casi sin importar lo que contienen crean su propia identidad. El afuera, lo que se ve. Lo que aparenta, ficcionándose, crea su propia épica.
La épica de la nada detrás de la pompa.
Versátil, plácido e indómito.
Aquí se exhibe,
simplemente,
Valentín Demarco.